Cada 2 de noviembre, miles de uruguayos visitan los cementerios, en silencio o con flores en las manos. Pero pocos conocen el verdadero origen de esta tradición, cómo llegó al país y por qué sigue vigente más de un siglo después.
El origen de una fecha con más de mil años

El Día de los Difuntos —también llamado Conmemoración de los Fieles Difuntos— tiene raíces que se remontan al siglo XI.
Su creación se atribuye a San Odilón de Cluny, abad francés que instauró una jornada especial para rezar por las almas de los fallecidos el día posterior a Todos los Santos (1° de noviembre).
Con el paso del tiempo, la costumbre se extendió por Europa y, tras la colonización, llegó a América Latina. En Uruguay, el 2 de noviembre se mantuvo siempre como una fecha de respeto y recogimiento, aunque con un perfil más sobrio que en otros países.
Cómo se vive en Uruguay
En Uruguay, el Día de los Difuntos se conmemora cada 2 de noviembre, sin traslado de fecha, y está catalogado como feriado laborable.
Eso significa que los comercios y oficinas funcionan normalmente, pero muchas familias aprovechan para visitar los cementerios o participar de las misas que se celebran en memoria de los fallecidos.
La jornada está regulada por la Ley N° 16.805 (y su modificativa 17.414), que define los feriados laborables y no laborables en el país.
Para los trabajadores mensuales, no implica pago doble; los jornaleros solo cobran si trabajan ese día.
Una tradición que se mantiene viva
A diferencia de otros países latinoamericanos —como México, donde el Día de Muertos se celebra con coloridas ofrendas y festivales—, en Uruguay predomina el silencio, la introspección y el respeto.
Las familias visitan los cementerios, llevan flores, limpian las tumbas y, en algunos casos, encienden velas o rezan.
El Cementerio Central de Montevideo, el del Norte o los de ciudades como Maldonado, San Carlos y Rocha, suelen recibir una gran afluencia de público en esta fecha.
Las intendencias refuerzan los servicios de transporte y extienden horarios para facilitar las visitas.
El sentido religioso
En la tradición católica, el 2 de noviembre está dedicado a los “fieles difuntos”, es decir, a quienes fallecieron y aún no alcanzaron la plenitud del cielo.
Durante las misas de esta jornada, los fieles oran por sus seres queridos fallecidos, con la creencia de que esas oraciones alivian sus almas.
Sin embargo, el sentido espiritual trasciende la religión: también es un día de memoria y gratitud, en el que muchas personas —creyentes o no— se acercan a recordar a quienes formaron parte de su vida.
Horarios y servicios especiales
En Montevideo y el interior, los cementerios abren desde las 8:00 hasta las 17:00, con refuerzos en las líneas de transporte urbano e interdepartamental.
Más allá de la tristeza
El Día de los Difuntos no es solo una fecha para llorar; también es una oportunidad para reafirmar los lazos familiares y culturales.
En los pueblos del interior, muchas familias se reúnen después de visitar el cementerio, comparten un almuerzo y recuerdan anécdotas de sus seres queridos.
Esa mezcla de melancolía y gratitud mantiene viva una de las tradiciones más antiguas del Uruguay.